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Sí, la desaparición de la hija… Pero, antes de eso, ¿cuánto tiempo hacía que no entraba en un cine? Matilde iba con el padre, pero ella se quedaba siempre en el hogar.
Tomó el libro en las manos, ha dicho “Lope”, no “Loup”. La fiesta del libro sería en un espacio literario, respetable, fundado por escritores a los que se ha procurado olvidar, y cuyo nombre ella, nuestra novelista festejada, no ha oído jamás mencionar. Los creadores del lugar, los que le habían dado prestigio, los que lo habían trabajado no son consagrados, sino, decía “escribidores, gente sin ambición”. Le perdonó la ofensa en el momento en que recordó que en la universidad donde él había sido asistente de profesor por unos cuantos semestres enseñaba Harold Bloom. La pura mención de ese nombre le sacaba suspiros.
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, escrito por Jessie Conrad, mujer del escritor. Es un libro que atrapa en alguno de sus páginas porque revela el extraño humor de Conrad, sus males, sus obesiones y su historia en familia. “Cuando me encontraba al padre y al hijo realizando nudos, en el jardín o en el cuarto del niño, me alejaba de puntillas dejándolos solos. Pero la provisión de paciencia de Joseph Conrad era tan escasa que aquellas oportunidades siempre acababan en un estallido de furia totalmente desproporcionado con la situación.
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De origen zapoteco, solamente tenía 14 años cuando vino al Distrito Federal a evaluar suerte. Comenzó a trabajar de tiempo completo en una casa. Quedó embarazada a los 17 años; el padre de su hija murió en el momento en que ella se encontraba encinta.
Otras de sus áreas de interés en donde da clases son Programación Avanzada, Programación Orientada a Objetos y Análisis de Algoritmos. Una entrevista es una conversación para obtener información de un tema o de un individuo sobre su historia, su trabajo, etcétera., a través de una sucesión de cuestiones. En Nuevo Yibeljol, otra red social en las montañas de Chiapas, Samuel Vázquez, de 12 años, mira atentamente mientras que su padre, Agustín, escribe sílabas en trozos de papel y los pega en la pared. Se sienta en una silla pequeña junto a su hermano y emplean la cama como escritorio. Su padre se arrodilla entre ellos para procurar explicarles la lección. Una dura cuarentena nacional impuesta en el tercer mes del año golpeó a la economía de India y llevó a miles de individuos a la pobreza, lo que forzó a muchas familias pobres a poner a sus hijos a trabajar para subsistir.
Para quien se dedica al trabajo familiar y lo realiza bien, el costo social de dejar de hacerlo puede limitar sus posibilidades de movilidad laboral y popular y, en el largo período, perjudicarla. He recogido distintas opiniones entre arquitectos sobre el tema durante los años. En el más destacable de las situaciones me dijeron que son sitios que tienen que mantener una dignidad y corresponder a los derechos laborales de la empleada doméstica; aunque también he escuchado que estos cuartos son su opción mejor para vivir y realizarse. Sin dudas tienen contraindicado llevar amantes a su habitación. En la mayoría de los casos estas personas, que trabajan ofertando un servicio de limpieza, lavado de ropa, cocina y cuidado de niños, no cuentan con Seguro Popular, contrato laboral, Infonavit y ninguna de las prestaciones a las que por ley tienen derecho. Si bien en México semeja ser “habitual” que en todos y cada casa exista una habitación destinada a una usada doméstica en estas condiciones, cuando este tema es abierto en países desarrollados queda la sensación de que son cuartos para esclavas.
Y que en ambas habría que estar próximos, pero impávidos, quise comprender sin adivinar cuánto. ¿Quién no ha soñado el siglo diecinueve? Ciertos escribimos libros que ahí suceden, muchos hemos leído las novelas de aquel tiempo que a veces despertamos creyendo que allí estuvimos con los cinco sentidos y todas nuestras conmuevas. Sin embargo, somos este pedazo de presente y mil veces olvidamos las prácticas de los ancestros en el momento en que observamos a nuestros hijos enamorarse, ni se afirme en el momento en que fundamos nuestros propios amores. Se graduó y se casó, y no es requisito aclarar que Yuriko amaba a su marido con locura.
Su radio de acción, por otro lado, es de una meritoria amplitud. Atiende por igual la correspondencia cariñosa de Gilberto Owen o el teatro infantil de Jorge Ibargüengoitia que la amistad entre Nietzsche y Edwin Rohde o las aportaciones a la teoría del arte de Herbert Read. Más meritoria resulta la actitud con la cual se encarga del ejercicio de la lectura. No hay un instante en el que no lo imaginemos feliz.
México en esos años adquirió un merecido prestigio internacional gracias al generoso refugio que el gobierno de Lázaro Cárdenas dio a los españoles republicanos. No obstante, la eventual llegada de refugiados judíos se topó con una secuencia de óbices que abarcan desde una ideología que los contemplaba como elementos inasimilables hasta diversas disposiciones legales y administrativas que los veían con cuidado. La ficción de juego académico cuenta con la participación estelar de Mario Bellatin y Cristina Rivera Garza. Estos 2 escriben literatura que no es literatura, por ambicionar una literatura que sería más que literatura.
- Logró huir, primero a Francia, y después se instaló en USA donde desarrolló una señalada y polémica carrera intelectual.
- Nada quedó de mis tardes bajo un roble de ramas abrazantes, en el claro verde de mi localidad texana, entre áreas de trabajo, bibliotecas, fuentes y un estadio de football, más hacía falta, que es Texas.
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Ya que no se supone que es una fácil cuestión de nivel. En el prefacio a uno de los pocos libros serios sobre el tema, Alasdair MacIntyre afirma que “con el mal, la cantidad no es el asunto”, aludiendo al número de personas muertas en el Holocausto.1 El método es cualitativo. No obstante, quienes han intentado prestar una teoría convincente sobre el contenido de ese método ética particular no tuvieron mucho éxito. A este fracaso hay que dado que la presunta distingue entre “el mal” y lo que “está mal” no sea un tema en la filosofía ética moderna. Maestra de la Universidad Autónoma Metropolitana. 7 Sugiero extensamente la serie The Wire escrita por David Simon y Ed Burns. La serie cuenta la vida de los narcotraficantes y sus contiendas con otros conjuntos.